Reseña Histórica del Comité Nacional de Catálisis – CONACA – CONICET

El 14 de septiembre de 1972 en la ciudad de Buenos Aires, el directorio del Consejo Nacional de Investigaciones (CONICET), aprobó la creación del COMITÉ NACIONAL DE CATALISIS (CONACA), compuesto por Universidades Nacionales, Institutos de Investigación y Empresas del sector petrolero, petroquímico y químico, interesados en el campo de la Catálisis y los Procesos Catalíticos. La participación de Empresas como YPF, Petroquímica General Mosconi, Petroquímica Bahía Blanca y Gas del Estado fue muy valiosa porque suministró al CONACA una vía de contacto eficiente con otras empresas nacionales y también internacionales. Desde CONACA, el pionero de esta integración y primer Presidente, Dr. Jorge J. Ronco, realizó una labor fructífera, permitiendo consolidar cualitativa y cuantitativamente los grupos de investigación existentes y facilitar la aparición de nuevos grupos en otros lugares geográficos del país.

El apoyo del CONICET resultó importante para alcanzar los objetivos en relativamente poco tiempo. Fue la época de la existencia en CONICET de Unidades de distinta índole aparte de los Institutos, tales como Centros, Comité Científicos, Programas, etc., conviviendo organismos de ejecución científica con otros de planificación, coordinación y difusión. Desde su creación hasta aproximadamente 1993, CONACA recibió fondos de CONICET y también de Secyt con los que pudo financiar las actividades del CONACA, tales como becas para reuniones científicas y pasantías de intercambio, organización de las Escuelas de Catálisis, Jornadas Argentinas de Catálisis y seminarios temáticos, generando prioridades en líneas de investigación y en cooperación internacional. A partir de esa fecha, esta organización cambió bruscamente, al decidir el CONICET que, sólo se financiarían Unidades Ejecutoras que justificaran una producción científica cuantitativa importante. De esta manera, todos los organismos que no fueran Unidades Ejecutoras quedaban fuera del sistema.

Esta política del CONICET, de desentenderse de Programas y Comités, algunos exitosos como el CONACA, dio lugar a discusiones y debates. A principios de 1996, el plenario estableció como política institucional del CONACA defender su rol específico y lograr que fuera reconocido como tal por el CONICET. Se hicieron gestiones continuas, solicitando que el CONACA fuera incluido en el proceso de evaluación del CONICET. Hasta que en enero de 1998, CONICET informó oficialmente que “… al no ser CONACA una Unidad Ejecutora, la situación en la que quedará se definirá luego de concluir el proceso de evaluación que el CONICET está llevando adelante..”. Luego de esta comunicación, el Plenario del CONACA comenzó a considerar dos alternativas para el futuro del CONACA:

a) Continuar las gestiones para que CONACA quedara en la estructura del CONICET;

b) Crear la Sociedad Argentina de Catálisis.

En la reunión del Plenario realizada en noviembre de 1998 se decidió priorizar la primera alternativa y esta postura fue ratificada en la reunión del Plenario realizada en septiembre de 1999, durante el desarrollo de las XI JAC, en San Luís. También fue ratificada por una Asamblea General realizada a continuación, en la que participaron las asistentes a las XI JAC. Con este aval, se trató el tema directamente con distintos miembros del Directorio del CONICET. Finalmente, el Directorio resolvió por Resolución 2673 del 6/12/1999, en su artículo 1º, “Reconocer que CONACA es en la actualidad el organismo coordinador de la red para las actividades de investigación y desarrollo en catálisis”.

Con esta Resolución, el CONACA quedó en la estructura del CONICET, tal como se pretendía. Pero, en la práctica el desarrollo de las actividades del CONACA no se vio favorecido, dependiendo de funcionarios de turno, que generalmente no estuvieron más de un año en sus funciones, se recibieron algunos subsidios que no permitieron planificar ningún tipo de funcionamiento serio. Finalmente la última Resolución sobre Unidades Funcionales de CONICET no brinda ningún resquicio para el CONACA.

CONACA ya no tiene personal administrativo ni infraestructura propios. Esto determina que quienes son sus circunstanciales autoridades deben proveerlos para asegurar el funcionamiento del Comité. En realidad, el apoyo de los Institutos integrados al CONACA ha sido siempre generoso y, en la práctica, son los que dan la apoyatura administrativa requerida para el funcionamiento de CONACA.